Los chamanes son guías espirituales y practicantes, no de lo divino, sino de lo elemental. A diferencia de otros místicos, los chamanes entran en comunión con fuerzas que no son puramente benévolas. Los elementos son caóticos y, si se les deja libres, chocan unos con otros en su interminable furia primigenia. El deber del chamán es traer balance a este caos. Como moderadores entre la tierra, el fuego, el agua y el aire, los chamanes invocan tótems que guían a los elementos para apoyar a los aliados del chamán, o castigar a quienes presenten una amenaza.
En combate, los chamanes colocan tótems de daño y control en el suelo para maximizar su efectividad mientras obstaculizan al enemigo. Esta clase es lo suficientemente versátil como para luchar contra sus adversarios cuerpo a cuerpo o a distancia; sin embargo, los chamanes sabios eligen su plan de ataque con base en las ventajas y desventajas de sus oponentes.