La mayoría de los héroes ven la muerte en el poder demoníaco; los brujos sólo ven oportunidad. Buscan dominarlo todo y han hallado la manera de lograrlo a través de las artes oscuras. Estos voraces taumaturgos invocan esbirros demoníacos como aliados. En etapas tempranas, los brujos sólo tienen diablillos a su servicio pero, conforme aumenta su conocimiento, eventualmente se unirán a sus filas seductoras súcubos, leales abisarios y horribles manáfagos; entes que acabarán con todo aquel que se cruce en el camino de su amo.
Los brujos incineran y acaban con sus enemigos a través de una combinación de enfermedades debilitantes y magia oscura. Mientras sus mascotas demoníacas los protegen y les otorgan beneficios, los brujos atacan a distancia. Como taumaturgos —débiles físicamente y con armadura ligera— los brujos astutos permiten que sus esbirros reciban los ataques del enemigo para no exponer el pellejo.
Los talentos del brujo mejoran el daño de su abrasadora magia, incrementan la potencia de sus maldiciones y hechizos de daño periódico y fortalecen a sus sirvientes demoníacos.